El cuerpo de mi deuda con el mundo
no se pudre con las horas.
Yo adeudo del tiempo
su paciencia inquebrantable
su subriedad de abogado
su juicio de mármol tierno.
Le debo a la noche la deznudez sincera
la facildad de muerte detrás de las puertas
mi silencio
No hay comentarios:
Publicar un comentario